lunes, 8 de diciembre de 2014

REYES A CABALLOS

Déjame que te cuente...

Estaba con fiebre en la cama por una anginas infantiles que te castigaban sin jugar con bolas de nieve. 
Mi madre me acarició la cara y me dijo con su hermosa sonrisa: "Mira por la ventana, gordi"
Me asomé y me pareció que vivía un cuento fantástico. ¡Bajaban por la cuesta los Tres Reyes Magos!  Me froté los ojos para verlos mejor. Si eran ellos, pero... ¡Cabalgaban sobre caballos!  
Mi madre me explicó que en El Encinar del Alberche los camellos habrían pasado mucho frío y sus Majestades prefirieron montar en caballos acostumbrados a nuestra tierras. 
En el instante que los perdí de vista sonó la puerta. Agarrada con temor a la mano de mi madre, abrimos muy despacio. 
¿Pequeña, tú eres Marimar, verdad? - Me escondí temblando tras las piernas maternas - Ven conmigo, no temas. Tengo algo para ti. 
No había quien me moviera.
Entonces Melchor y Gaspar se acercaron con un paquete casi tan grande como yo. 
Esto es para ti por haber sido una niña buena. 

Ahí estaba, el mejor y más Real de los regalos: Mi primer piano. 

No me atreví a besarles, ni pude articular palabra alguna. 

Hoy os mando todos los besos que quepan en vuestros sacos. 
Gracias, Melchor, Gaspar y Baltasar. Siempre os llevaré en mi corazón.



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