lunes, 8 de diciembre de 2014

LA LLAMADA

Déjame que te cuente...

Conocí a un hombre relleno de arte, con sabor a palabras, ingenio e ironía.
Decidió liberarse de las cadenas laborales y dedicarse a destilar por el mundo su magia.
(Pocos son los que tienen el coraje de cambiar su vida y luchar por sus deseos e ideales)
Disfruté apoyando su delirio artístico y tras correcciones, ensayos y llamadas pertinentes, se consiguió que hiciera su debut en la Sala Clamores. Un éxito.

Al cabo de un tiempo, la vida se resquebrajó separando nuestros caminos y no nos volvimos a ver.
Tras unos años, un seis de agosto, celebrando mi cumpleaños entre amigos, recibo una llamada. Oí cientos de personas ( o así me pareció ) cantando al unísono, a la de "una, dos y tres...": "cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos, cumpleaños feliz" .

Después de tan emocionante melodía, no por lo "desconocida" sino por lo multitudinariamente interpretada, me amigo me dice que está en medio de una actuación y, parando el show, ha pedido a todos los espectadores que me feliciten. Me quedé perpleja de tan maravillosa felicitación.
Fue uno de los gestos de agradecimiento, amistad y cariño que más profundo se han clavado en mi corazón.
Sigo creyendo que merece la pena vivir la "Cadena de favores".



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